El Papa Francisco, tiene apenas un día en
tierras mexicanas, y ya ha dejado mucho de que hablar, sorprendentemente el ya hizo un milagro. El joven Mauricio de tan solo 15 años, abandonó su silla de ruedas y dio sus primeros pasos después de pasar toda su vida sin poder hacerlo.
Esta historia ya esta dando vuelta al mundo, y todo gira a entorno de Mauricio Mota Sánchez, joven originario del pueblo de San Pablo Guelatao, Oaxaca, que de nacimiento tuvo paraplejia, enfermedad que mantuvo paralizada la parte inferior de su cuerpo, condenándole a vivir sobre una silla de ruedas por el resto de su vida.
Enrique Mota Sosa y Florencia Sánchez son los padres que con lagrimas en los ojos de felicidad contaron la historia.
Cuando escucharon lo de la visita del Papa Francisco a nuestro país, decidieron llevar a su hijo Mauricio
ante su presencia, ya que después de haber agotado todas las posibilidades médicas,
estaban convencidos que solo un milagro le podía ayudar, y decidieron recurrir al Papa.
«No hay explicación científica ni alguna que sustente lo sucedido, era imposible que Mauricio pudiera
caminar devuelta, ya que la enfermedad ha sido muy agresiva y ha causado gran daño en su espina
dorsal. Es un verdadero milagro», destacó Luis Rivera, medico de
cabecera de Mauricio.
Sus padres ya casi no tenían dinero, y gastaron casi todo en el viaje que hicieron para ver al Papa, y en la mañana de este sábado por fin Mauricio tuvo la oportunidad de ser visto por el Papa. El Padre del
joven, le explicó al Papa todo lo que su hijo sufrió y lo que le estaba pasando, le suplicó que por favor
acabara con ese gran sufrimiento. Fue entonces cuando el Papa estrechó el cuerpo de Mauricio y bendijo su cuerpo.
Dicen sus padres: «Después de que el Papa Francisco abrazara a Mauricio, mi esposo y yo sabíamos que algo
sucedió que algo cambio, nuestra hijo dejó de quejarse de dolor, y después de mucho tiempo lo vimos sonreír. Nosotros sentimos algo grande, lo pudimos ver, y en el transcurso de esta tarde Mauricio se levantó
de la silla por si solo y sorprendentemente intentó caminar, cuando por fin lo logro, el pudo sostenerse solo nos pidió ayuda y nosotros corrimos a encontrarlo. Él estaba de pie, llorando de alegría y felicidad.
Es un milagro más que ocurrió, otra vez por la presencia del Santo Padre, el Papa Francisco.
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