El objetivo principal de Yad Vashem es eternizar la memoria de cada una de los seis millones de víctimas del Holocausto para la enseñanza a las generaciones futuras por medio de sus archivos, su biblioteca, su escuela, sus museos y a través del reconocimiento a los Justos entre las Naciones, para que las tragedias y sus terribles escenas no sean jamás olvidadas ni repetidas.
Por este motivo, entre otros, Yad Vashem desarrolla una labor de conmemoración constante, con archivos y relatos, así como recopila objetos, documentos y testimonios que posteriormente son publicados.
También se ocupa de la recopilación de los nombres de las víctimas con el fin de preservar su memoria.
Después de una década dedicada a su realización, el Museo de la Historia del Holocausto combina lo mejor de la especialización y los recursos de Yad Vashem con exhibiciones dotadas de las técnicas más modernas, para hacer posible la conmemoración del Holocausto con medios propios del siglo XXI.
El Museo de la Historia del Holocausto ocupa una superficie de 4.200 metros cuadrados, mayormente subterránea.
A la vez multidisciplinario e interdisciplinario, presenta la narrativa del Holocausto desde una perspectiva judía única.
Acentuando las experiencias de las víctimas individuales a través de objetos originales, testimonios de sobrevivientes y posesiones personales.
Las combinaciones de esos medios particulares de expresión permiten al visitante asimilar la abundante información a través de una vivencia sensorial multidimensional.
La estructura linear de 180 metros en forma de flecha penetra la montaña de un lado a otro. La luz del día se cuela desde el borde superior que sobresale de la cresta.
Las galerías que describen la compleja situación de los judíos durante esos terribles años se abren como ramas del corredor central. La salida dramática, en el extremo de la flecha, irrumpe de la ladera septentrional al paisaje de la Jerusalén moderna y el valle inferior.
Entornos especiales, espacios escalonados y diferentes grados de luz acentúan los puntos centrales de la narrativa y contribuyen a una experiencia que envuelve al visitante y le muestran el tiempo, el lugar y el ambiente.
Al final del relato histórico se encuentra la Sala de los Nombres – la colección de las Hojas de Testimonio, un monumento recordatorio a las millones de víctimas del Holocausto.
Fuentes: