Kiyoko Matsumoto: la chica que se suicidó por amar a su mejor amiga

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Kiyoko Matsumoto era una joven japonesa que apenas contaba con 21 años de edad cuando decidió poner fin a su vida. Aun cuando el suicidio nos parezca una falsa y descabellada salida, ella quiso que su muerte fuera un acto simbólico de rebeldía, dignidad y nobleza. Tal fue la repercusión de lo acontecido, que generó tendencia en su país: en los años siguientes a su muerte, 944 personas se suicidaron de la misma forma.

Resulta que Kiyoko estaba enamorada de su mejor amiga: Tomita Masako. Según cuenta la historia, ambas eran chicas muy inteligentes y bellas. Kiyoko sabía que su padre, quien era muy estricto y conservador, nunca le permitiría tener una relación con otra chica.

El tiempo transcurrió y Kiyoko se enamoraba cada vez más de la atractiva Tomita. Kiyoko sufría en silencio, pues estaba consciente de que si su familia se llegaba a enterar de sus sentimientos, la castigarían fuertemente y sufriría una enorme humillación, pues sobre su familia recaería la vergüenza y la deshonra pública.

Cansada de su silencio, un día decidió enviarle una nota a Tomita, quien era su compañera de clase, en la que no sólo le insinuaba su amor sino que daba un grito de auxilio contra su familia y contra una sociedad tan tradicionalista y rígida. El mensaje decía:

«Estoy desconcertada por todo lo que me está ocurriendo, con todo lo que conlleva la madurez de una mujer. No sé si podré aguantar la presión. Esto que siento por ti es demasiado fuerte, ¿qué puedo hacer? Nunca lo aceptarán. Me gustaría saltar dentro de un volcán».

Según contó después la misma Tomita a un periódico local, ambas chicas se gustaban, pero Kiyoko era la más enamorada de las dos.  Ambas se reunieron tiempo después y se confesaron su amor, al tiempo que, viendo que su amor era imposible, decidieron suicidarse juntas.

El 12 de febrero de 1933 las dos chicas salieron de sus casas e hicieron el viaje al Monte Mihara, un volcán activo localizado en la isla de Izu Oshima, en Japón. Subieron el volcán y, una vez al borde del abismo, se dijeron que saltarían juntas. Sin embargo, Tomita se arrepintió de último momento y dejó saltar sola a Kiyoko. Luego de un rato de estar estupefacta y sin poder asimilar lo sucedido, Tomita se marchó, llegó a su localidad y narró la historia a un periódico.

La noticia pronto sacudió a todo Japón y sorprendentemente se comenzó a registrar una enorme cantidad de suicidios en dicho volcán, sobre todo por personas con un amor imposible y por parejas homosexuales.

Tan grande fue el número de suicidios en dicho volcán, que tiempo después las autoridades japonesas prohibieron que las personas compraran boletos sólo de ida a la isla de Izu Oshima.

 

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