Mucha gente alrededor del mundo se dedica a realizar actos benevolentes sin esperar nada a cambio. Ya sean pequeños detalles o grandes hazañas, estas personas se identifican con una problemática particular y deciden aportar desde su lado más humano.
Existen muchas iniciativas de las que seguramente nunca nos enteraremos, pero muchas otras logran filtrarse en internet, popularizándose en cuestión de minutos. Tal es el caso de historia de Akhilesh Kumar, un hindú de noble corazón quien brindó un plato de comida a dos pequeños de la calle.
A través de su cuenta de Facebook, Kumar hizo conocer la anécdota que le cambiaría la vida. Se encontraba en un restaurante al sur de India, específicamente ubicado en el hotel Sabrina en la ciudad de Malappuram, Kerala.
Entró para comer su cena y se ubicó hacia un extremo del local, donde se encontraban unas ventanas. Desde allí un pequeño niño lo miraba hambriento y triste, cuando Kumar le realizó un gesto con la mano para que se aproximara. Al entrar, el niño lo hizo acompañado de su hermana menor, y ambos se sentaron en la mesa sin emitir comentarios. Les preguntó qué querían comer y señalaron el plato que yacía frente a Kumar.
Al llegar la orden a la mesa, los ojos del mayor se iluminaron de alegría y casi sin pensarlo se disponía a devorarlo, pero su hermanita lo ayudó a contener su emoción y con pequeñas caricias lo dirigió a lavarse las manos junto a ella.
Al regresar, comieron en total silencio, muy concentrados en disfrutar y acabar completamente su comida. Kumar, que hasta ese momento no había tocado su plato, se encontraba extasiado con aquellos pequeños, quienes al terminar limpiaron sus manos y se retiraron del lugar.
Luego de terminar su comida, solicitó la cuenta sin sospechar la sorpresa que se llevaría. Los meseros le acercan el papel que únicamente recitaba la frase: “No tenemos una máquina que pueda cobrar por la humanidad. Que buenas cosas le acompañen”. Al leerlo, Kumar se emociona hasta las lágrimas y en seguida lo embriaga una sensación de completa felicidad y satisfacción.
El acto de humanidad se viralizó rápidamente en las redes sociales, donde amigos, allegados y otros miles de desconocidos replicaron laconmovedora historia.