El Teatro Cervantes de la ciudad española de Málaga es el más antiguo espacio escénico de la capital de la Costa del Sol, data de 1870 y cuenta con mil doscientas localidades. Es la sede principal del Festival de Málaga.
El teatro fue construido en el año 1869 tras la destrucción en un incendio del Teatro del Príncipe Alfonso, que era como se denominaba al antiguo Teatro de la Merced tras la visita que en el año 1862 realizó a la ciudad la reina Isabel II.
Después de aquel desgraciado suceso se decidió la construcción de un nuevo teatro bajo la dirección del arquitecto Gerónimo Cuervo, que fue inaugurado en 1870 con el nombre Teatro Cervantes.
El inmueble tiene planta poligonal. Su interior se estructura con un cuerpo rectangular compuesto de un amplio vestíbulo y antesala desde donde parten escaleras que conducen a las dependencias superiores.
El Teatro Cervantes se distingue por la densidad y diversidad de las actividades que en él se desarrollan. Satisfacer las demandas e intereses de los ciudadanos sea cual sea su edad, condición social, formación, bagaje cultural o cualquier otro tipo de rasgos y particularidades es, como espacio público, nuestro fin primero y último; es decir, la premisa de la que partimos a la hora de diseñar nuestra programación.
Trabajamos para responder eficazmente a la aplicación de un modelo cultural global que tiene como base la pluralidad, el rigor y la calidad. De esta forma, no nos mantenemos ajenos a ninguno de los géneros, tendencias y corrientes escénicas que continua y vertiginosamente nacen, se suceden y multiplican transformando el panorama artístico internacional.
En nuestro escenario todo y todos tienen cabida, puesto que lo que en él acontece no es otra cosa que la imagen compleja y fidedigna de la evolución y gustos sociales, así como la manera de impedir el deterioro y olvido de los clásicos favoreciendo su permanente vigencia.
Los espectáculos programados por el Teatro Cervantes se distribuyen según la ordenación clásica y común de los géneros escénicos: lírica, música, teatro y danza, a su vez divididos en multitud de variantes en las que, muchas veces, confluyen y se mezclan llegando a resultados difícilmente catalogables.
La oferta cultural de hoy es así: inagotable, híbrida y, en cierta medida, anárquica. Esta es la realidad y no pretendemos otra cosa que ser su mejor reflejo.
Fuente: