El término «bouquiniste» proviene de «bouquin», un sinónimo popular de «libro» en francés. Los «bouquinistes» de París venden libros antiguos y contemporáneos en los célebres cajones verdes adheridos al muro del muelle de las orillas derecha e izquierda del río Sena.
Instalados a lo largo de más de tres kilómetros a orillas del río Sena y declarados “Patrimonio de la Humanidad” por la Unesco, hoy día los 240 vendedores de libros de la capital francesa hacen uso de novecientas «cajas verdes», lo que permite albergar y exhibir unos 300.000 libros antiguos, así como un gran número de revistas, sellos, y tarjetas comerciales.
La tradición de estos comerciantes viene desde el siglo XVI, debido a la amenaza que representaban para las librerías de la época, la profesión fue tildada en su momento como una actividad criminal y clandestina. Hoy en día la profesión es apoyada por el estado y exenta de impuestos (aunque los nuevos libreros son elegidos por el Ayuntamiento de París).
Los libros de segunda mano de París han inspirado a los libreros en otras ciudades como Ottawa, Pekín, Tokio, Montreal, Quebec, etc. Pero París, con sus cajas convertidas en quioscos casi desde que sale el Sol hasta que se pone, constituye aún hoy día la librería a cielo abierto más grande del mundo.
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