El Puerto Olímpico (en catalán, Port Olímpic) de Barcelona es un puerto deportivo que está ubicado frente a la Villa Olímpica, entre las playas de la Barceloneta y Nova Icària, en el distrito de San Martín. Es gestionado por la empresa POBASA (Port Olímpic de Barcelona S.A.).
Fue construido bajo diseño de los arquitectos Oriol Bohigas, Josep Martorell, David Mackay y Albert Puigdomènech y dirección del ingeniero Joan Ramon de Clascà en 1991 para dotar a la ciudad de un puerto deportivo a su altura, siguiendo la normativa de la Generalidad de reconvertir la costa norte de la ciudad en una zona habitacional y recreacional.
En 1992 fue la sede de las competiciones de vela de los XXV Juegos Olímpicos.
Actualmente, aparte de ser un reputado puerto deportivo en la costa mediterránea, se ha convertido en un centro turístico y de ocio de la capital catalana. De día se puede comer en cualquiera de los restaurantes especialidades del mar y de noche disfrutar de la oferta nocturna amplia y divertida.
El puerto al estar próximo al zoo de Barcelona, ser el estandarte de el cambio que sufrió el litoral de Barcelona para las olimpiadas de Barcelona 1992 y estar rodeado de edificios representativos como las dos torres (torre Mapfre y el hotel Arts), que son la puerta de entrada al puerto, es una zona altamente turística. Para afrontar el reto de ofrecer servicio a todos los demandantes del puerto y playas anejas a él, el puerto ofrece una zona lúdica para el disfrute y descanso de los usuarios por el día y la noche. Los servicios más destacados son 1 casino, 2 Hoteles cercanos, tener el Hospital de Mar a 500 metros, el centro comercial El Centre de la Vila (15 salas de cine, supermercado y 50 locales) a 300 metros, 8 bares, 19 restaurantes y 9 locales nocturnos.
Se permite la pesca recreativa en el rompeolas del puerto olímpico, aunque está prohibida en el interior del recinto. El rompeolas ha sido diseñado para tal fin. Unos grandes escalones de cemento permiten pescar sentados, haciendo la pesca bastante cómoda. La profundidad es de 8 metros en el borde del rompeolas. A unos 40 metros del cual se fabricaron unos contraespigones submergidos que permiten pescar con mar gruesa. Los contraespigones actúan como biotopos atrayendo gran variedad de especies de peces y cefalópodos.