Un anciano de 67 años de nombre David Bahnson, un día se puso a mirar su Kayak y se dio cuenta que podía modificarlo para poder pasear a sus perros, el vio que Susie, cabía en el compartimento para mochila. Y cuando Bahnson y su amada esposa compraron otro perro para su compañía, de nombre Ginger, ellos ya sabían exactamente lo que se tenía que hacer.
“En el momento de comprar a Ginger, empece a trabajar colocando otro hoyo en el Kayak, se le puede decir un triple hoyo en Kayak, la única diferencia es que en los dos hoyos no hay espacio para estirar las piernas, pero es perfecto para los perros, lo sorprendente es que al momento de que ellos suben al Kayak nunca se intentaron arrojar de ella».
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